Concurso Centro Congresos de Alicante

Concurso Internacional de anteproyectos para el Centro Congresos de la Ciudad de Alicante, España.
Autores: moarqs junto a Sofía Cacchione, arq. y ARACIL & FLORES ARQUITECTOS S.L.P
Proyecto: Ignacio Montaldo, Sofía Cacchione, José María Flores Moreno, Antonio Aracil.
Equipo de proyecto: Nicolás Podestá, Silvina Aguiar, Catalina Ugarte, Blas Rowe.
Visualización: ethandeclerk
Asesor Estructural: AHFSA Ing. Alberto Fainstein.
Asesor Acústico: Gustavo Basso y María Andrea Farina.

Un Centro de Congresos sobrepasa el concepto de edificio para suponer una voluntad estratégica de Alicante en trascender al panorama urbano y convertirse en actor global único. Las buenas experiencias de este tipo de actuaciones nos enseñan además que, la propuesta ha de responder como elemento activador local y de firme cosido de los valores más positivos de su emplazamiento próximo.
Desde esta óptica nuestra propuesta persigue, en primer termino, el objetivo de convertir el Centro en un referente de eficiencia y sostenibilidad a nivel global.
En la escala urbana local proponemos marcar una clara estrategia con la ciudad de Alicante y en este caso el objetivo es el diálogo desde el respeto a la memoria, la cultura y la historia de la ciudad. Desde la escala próxima del entorno del Puerto de Alicante, el objetivo de la propuesta es crear un nuevo foco de interés múltiple y flexible que dinamice comercial y culturalmente y desde el punto de vista del turismo-ocio la oferta en todo este ámbito. Para ello, por un lado, la propuesta enfatiza sutilmente lo no construido.
El proyecto es una gran oportunidad de intervenir en un enclave magnífico de la ciudad, en una parcela de características muy particulares, con el fin de potenciar la rehabilitación de la zona portuaria para integrarla al uso cotidiano de los ciudadanos de Alicante y sus visitantes.
La presencia de hitos reconocibles en el horizonte de la ciudad es un elemento definitorio en la conceptualización de Alicante y en la que el Castillo de Santa Bárbara es el soberano del patrimonio construido. Por ello y desde el reconocimiento global a los otros “faros o torres” que suponen para la ciudad el Apartahotel Riscal, el Hotel Gran Sol, etc.; la propuesta enfatiza la creación de un nuevo hito o “faro” en diálogo con aquellos que se emplazan detrás del Paseo Marítimo Litoral. Esta intención no pretende menospreciar los conflictos y vicisitudes que la generación de estos edificios supuso durante el siglo XX en la ciudad, sino abrazar su carácter y completar la personalidad visual que la ciudad ofrece desde todos los puntos e incluyendo obviamente su fachada al Mar. La disposición en torre del programa administrativo logra erigirse esbelta y en diálogo con los otros tótems o monolitos del entorno urbano, pero desde la mesura para que no distorsione su visión desde emplazamientos más alejados tierra a dentro, de manera que se integre en un fondo de mástiles y jarcias.
La inserción urbana de este nuevo volumen, con su pieza vertical, a la manera de un torreón costero que resignifica su programa en un espacio para la cultura, entrará en diálogo desde la memoria, con el sistema de torreones típicos de la costa Alicantina.
El enclave por lo tanto incorpora diferentes escalas de aproximación.
La propuesta proyectual se basa en desarrollar un edificio contemporáneo, descontracturado desde el uso, pragmático desde su tecnología, eficiente desde el uso de los recursos energéticos, con vocación de generar un nuevo hito a partir de su trascendental rol urbano, que sea capaz de canalizar las voluntades y sinergias necesarias para la transformación de esta zona portuaria en desuso. Entendemos que esta transformación debe incorporar, tanto al uso cotidiano de la ciudad, como a la memoria afectiva de sus ciudadanos, como elemento cohesivo de la comunidad, proyectando la transformación y la memoria del sitio sin solución de continuidad. En ese sentido, proponemos resolver los programas complejos de las grandes salas priorizando el movimiento ágil y pragmático de la masa de espectadores, priorizando la conformación de un volumen bajo, dentro de las posibilidades del sitio y del programa, e incorporar el resto de los usos, administrativos y complementarios, en una torre vertical, que mas allá de generar buenas vistas para dichos espacios, convierte al conjunto en un hito de escala urbana, tanto desde la ciudad hacia al mar, reconociendo el proyecto, en su síntesis formal, como memoria del antiguo clima industrial del puerto, como desde el mar hacia la ciudad, incorporando la figura de la torre en dialogo con otros hitos de la ciudad, dialogando silenciosamente, con todos los puntos altos de Alicante.