oficinas ccdh, por oscar fuentes
El interés que Ignacio Montaldo muestra por las construcciones anónimas que pueblan tanto nuestros suburbios como nuestro campo (1) -y especialmente el cuidado por las trabas particulares de los mampuestos que algunos albañiles incorporan como expresión de los muros que construyen-, se hace evidente en este pequeño edificio de oficinas. El rigor con el que se cruzan distintos tipos de trabazón en los muros, le confieren al edificio su carácter. Desde la definición permeable del cerco, al artificial ordenamiento que define el cierre de las oficinas -artificial por ausencia de traba: los ladrillos están colocados en paralelo requiriendo evidentemente de un armado especial de la junta- todo el edificio encuentra su expresión por los distintos modos de trabajar el ladrillo. De hecho esta se impone a su estructura arquitectónica, la cual se encuentra definida por las restricciones de código y la simpleza del programa: plantas libres de oficinas para renta, sin mayores demandas de definición simbólica.
En todo momento se impone la presencia del ladrillo y para lograr esto colabora la especial fruición con la que fue trabajado. El cuidado en su selección, además de la atención en los distintos tipos de traba y junta, es lo primero que aparece al estar frente a este pequeño edificio. Es especial el cuidado en el trabajo del ladrillo sin caer en ornamento: en todo momento estamos frente a modos rigurosos de trabajar la mampostería, siempre con el mismo material, lo que le confiere unidad en la diversidad.
El modo de trabajarlo en el cuerpo principal además le confiere la unidad de medida: las piezas al no estar trabadas, dan la medida exacta de cada uno de los paños de cerramiento, sin necesitar ninguna pieza de ajuste. Tanto en el cerco de cerramiento como en los paños de cierre de sanitarios y escalera, el tramado otorga no solo textura a la fachada sino permeabilidad hacia el exterior, sin perder masa en el conjunto. El tipo de mampuesto necesita en todo punto no solo detalles especiales de traba y refuerzo (como en el referido del cuerpo principal) sino además algunas veces necesita elementos complementarios: el cerco no alcanza la inercia necesaria a pesar de su forma en zig-zag y (para no interferir la continuidad del ladrillo en el frente) encuentra en unos tutores metálicos posteriores la estabilidad necesaria. Todos estos artificios buscan no quitar el protagonismo que el ladrillo tiene en la fachada y que extrañamente solo se encuentran en el interior en las escaleras.
Pero así como se recurre a artificios para otorgar protagonismo, se reduce al mínimo la violencia del corte del ladrillo: en las esquinas del cerco quedan al aire las piezas sin corte, el modo de colocación del cuerpo principal lo elude y los tramados de la escalera no lo necesitan. Incluso se evita el corte en las baldosas de vereda y para lograrlo se eligió evitar el encuentro con el cerco zigzagueante.
Ignacio Montaldo no es el primero en mostrar interés y respeto en las construcciones anónimas que nos rodean, esperemos que no sea el último.
1.- Ver en su página web: https://www.moarqs.com/portfolio/arquitectura-sin-arquitectos/